Una consulta muy típica de las madres que amamantan es si deben ofrecer al bebé un pecho por toma o los dos.
Sobre este tema se pueden llegar a dar muchas recomendaciones contradictorias que nos pueden hacer dudar si lo estamos haciendo bien.
Desde el inicio de la lactancia, nuestro pecho hace un esfuerzo para coordinarse con las necesidades del bebé.
Al principio, nuestro pecho produce más cantidad de leche que la que el bebé puede necesitar y se va regulando la producción a medida que el bebé va mamando y/o nos vamos extrayendo leche, si es el caso.
En este proceso, sobre todo al principio, debemos ser nosotras más proactivas para ayudar al buen funcionamiento de la lactancia.
Todas sabemos que la lactancia se ofrece a demanda, lo que se traslada en tantas veces como consideremos a lo largo del día y de la noche.
Hasta aproximadamente los 15 días de vida, cuando el bebé ya es probable que haya recuperado el peso del crecimiento, es importante que nos aseguremos de que el bebé va tomando el pecho como mínimo de 8 a 12 veces en 24 horas.
Una vez su crecimiento sea adecuado, podemos relajarnos un poco y dejar que sea el bebé el que comience a marcar el ritmo de las tomas.
Por supuesto, siempre que quieras, no dudes en ofrecer el pecho, no existe un número máximo de tomas que pueda ser malo para el bebé o para la lactancia.
Y aquí es donde respondemos a la consulta inicial:
¿debemos ofrecer un pecho o dos por toma?
Hasta los 3 meses, lo ideal es que ofrezcamos un solo pecho por toma.
Puede ser que esté mucho rato en el pecho, aún así, ese tiempo le permite regular la ingesta de leche de manera óptima.
Es difícil definir cuánto debe durar una toma porque los bebés suelen dormirse mientras maman y pueden convertirse en tomas interminables.
A pesar de esto, si puedes, es bueno que el bebé tenga el tiempo para mamar el rato que pueda necesitar.
Hacia los 3 meses, la cosa comienza a cambiar y el bebé puede pedir el otro pecho y sigue mamando.
Es posible que le ofrezcas un pecho y proteste y que se calme cuando le cambias de pecho.
Además, a los 3 meses solemos experimentar lo que llamamos una crisis de lactancia, que implica que el bebé esté más inquieto y pida el pecho más a menudo y con tomas muchísimo más cortas de lo que estamos habituadas.
Es decir, a partir de los 3 meses aproximadamente, el bebé es el que decide de qué pecho quiere mamar y durante cuánto rato quiere hacerlo y de esta forma regula la ingesta de leche que necesita.